HORNOMICROONDAS

                                                HORNO MICROONDAS
Como la gran mayoría de los inventos importantes, el microondas también llegó a nuestras casas por obra y gracia de la casualidad. Sucedió en 1945, cuando el ingeniero estadounidense Percy Spencer estaba investigando posibles formas de mejorar el funcionamiento del radar en la empresa Raytheon. Trabajaba rodeado de magnetrones, unos dispositivos que transforman la energía eléctrica en microondas electromagnéticas que el radar utiliza para medir, entre otras cosas, distancias, altitudes, direcciones y velocidades.

Un buen día, Spencer se dio cuenta de que la barrita de chocolate que llevaba en el bolsillo se estaba derritiendo mientras se encontraba delante de un magnetrón. Le pareció fascinante y quiso hacer unas cuantas pruebas más para comprender lo que había sucedido, así que colocó una sartén con un huevo y un recipiente de palomitas de maíz cerca del generador. Después de un rato, Spencer comprobó asombrado que el huevo estaba perfectamente cocinado y las palomitas habían reventado, mostrando esa particular capa blanca esponjosa que indica que están listas para comer.

Había descubierto que la exposición a microondas electromagnéticas de baja intensidad calienta los alimentos. A raíz de estas observaciones, comenzó el desarrollo del primer horno microondas, que recibió la patente 2.495.429 en los Estados Unidos y empezó a comercializarse apenas unos años después de haber hecho sus primeras indagaciones en 1947.






  1. 1 Coloca una caja de cartón dentro de otra más grande. Retira las partes superiores de ambas cajas y coloca la pequeña dentro de la grande. Asegúrate de que haya un espacio mínimo de 2,5 cm (1 pulgada) entre las cajas. Pega la caja más pequeña en su lugar al aplicar pegamento en la parte inferior y luego presionarla con firmeza sobre la caja grande.[1]
  2. 2 Llena el espacio entre las cajas con trozos de papel periódico o tela rasgada.Rompe el papel periódico o la tela en tiras, arrúgalos y mételos en el espacio entre ambas cajas. Debes llenar el espacio por completo.[2]
    • El papel o la tela actuarán como aislamiento, el cual mantendrá el calor retenido en el interior del horno.


  3. 3 Cubre el interior de la caja pequeña con cartulina negra. Corta pedazos de cartulina negra con las dimensiones de las paredes y el fondo de la caja. Usa pegamento para pegarla.[3]
    • El color negro absorbe el calor con mucha facilidad, por lo que mantendrá al horno caliente.4
  4. 4 Corta trapecios de cartón. El lado estrecho del trapecio debe tener el mismo ancho que uno de los lados de la caja grande. Este es el lado que unirás a la caja. El borde ancho del trapecio debe ser 5 cm (2 pulgadas) más ancho que el borde pequeño.[4]
    • Usa un cuchillo multiusos para cortar el cartón. Coloca el cartón en una superficie a prueba de rayas (como el piso del garaje) para cortarlo. Siempre córtalo en la dirección opuesta a tu cuerpo, para evitar cortarte por accidente.[5]5
  5.  5 Cubre cada cuadrado de cartón con una superficie reflectante. Puedes usar papel aluminio, tereftalato de polietileno, un espejo, un parasol de auto metálico u otra superficie reflectante. Esto reflejará los rayos del sol hacia el horno solar y calentará tu comida. Pega el papel aluminio o cualquier otro material al cartón de forma segura usando cinta aislante o cemento cola. Una vez que cubras el cartón con papel aluminio, este podrá actuar como un reflector.[6]
    • Si vas a usar papel aluminio, alísalo de modo que tenga la menor cantidad posible de arrugas.
  6. 6 Une cada reflector a cada uno de los bordes superiores de la caja grande. Usa cinta aislante para pegar de forma segura cada reflector a cada lado de la caja grande exterior. No te preocupes de que se caigan, ya que los levantarás.[7]
  7. 7 Levanta cada reflector a un ángulo de 45°. Puedes comprar varillas metálicas delgadas y resistentes en una ferretería. Introduce las varillas en el suelo, debajo de los reflectores. Levanta los reflectores con las varillas y pégalos en su lugar.[8]
    • Si vas a usar un horno solar en un día con mucho viento, garantiza que las varillas no salgan volando al introducirlas más profundo en el suelo.
  8. 8 Expón el horno a la luz total del sol y coloca la olla con comida en su interior.Para obtener los mejores resultados, usa el horno entre las 11:00 a. m. y las 2:00 p. m. Estas son las horas en las que el sol es más intenso. Puedes usar tu horno solar en cualquier estación del año, siempre y cuando el día esté soleado.[9]
    • El sol se mueve en el transcurso del día, así que si vas a cocinar algo que va a tardar unas horas, no dejes el horno en un punto que tendrá sombra luego de una hora.
  9. 9 Espera un largo tiempo para que el alimento se cocine. No te sorprendas si el alimento tarda en cocinarse mucho más de lo que tardaría en un horno eléctrico convencional. Un horno solar tendrá una temperatura mucho más baja, por lo que cocinará los alimentos de forma lenta, tal como cuando se usa una olla de cocción lenta. [10]
    • Podrías tener que cambiar la posición de la caja varias veces cuando cocines, para captar el sol.
    • Mide la temperatura interna de la carne con un termómetro para carnes, el cual podrás introducir en el alimento que cocines. Asegúrate de que la carne alcance como mínimo los 77 °C (170 °F), la cual es la temperatura que mata a los gérmenes.[11]
    

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